PARA SER DIGNOS DEL PASADO; PROTAGONISTAS DEL PRESENTE Y CONSTRUCTORES DE UN DESTINO MEJOR.

martes, 4 de noviembre de 2014

INSIGNIFICANCIAS



INSIGNIFICANCIAS

Eso de presumir plantar árboles, tener hijos, escribir libros.

Gestionarse sombra propia, afectos retornables, ponderaciones de intelecto.

Si vuelve a la tierra lo que le pertenece, a la vida lo que es de la vida y al pensamiento lo que de él nace.

Para que esa noche cualquiera, cuando la luz plateada de una luna blanca en vano busque su penumbra ausente;

para que ese día cualquiera, cuando el rayo dorado del sol no dibuje su sombra;

cuando el reloj siga su marcha;

y exima de cortesías un tiempo de ausencias,

sepas que el estará. Imperceptible, innominable.

Seguirá estando.

Insustancial, insignificante. En la anonimia de siempre.

Para abrazarte cuando la inquietud oprima, cuando el esfuerzo cueste, cuando los sueños tarden.

Para reír en tu risa. Ser hombro a tu hombro.

Para estar en la lucidez de tu convicción, la inspiración de tu talento, en el ingenio de tu coraje.

Para abrazarte. Fuerte.

Como siempre.

Amándote.

Como los padres.

sábado, 11 de octubre de 2014

PERDÓN y GRACIAS (vuelta de página)


PERDÓN y GRACIAS (vuelta de página)

A veces la vida enseña que no es tan importante entregarlo todo, por amor a una causa o por una causa de amor. Es una decisión.

Lo importante es entregarlo bien. Y esto es un ejercicio de sabiduría.

La vida no pide permiso. Llega. Las circunstancias suelen adueñarse de todo. Desde antes de llegar.

A veces transcurre en espíritus triunfales de conciencias sustantivas o en éxitos banales de almas tibias.

O frustraciones de sueños truncados, escaso derecho y poca razón.

Pero el amor todo lo abre, todo lo cura, todo lo cierra. No deja heridas. No da a cuenta de lo que se recibe.

Y no siempre al amor lo apagan los años pero sí los años van apagando la vida.

Es una inmensa gracia cuando se lo entrega y más inmensa aún, cuando lo recibimos en igual medida.

Solo resta pedir perdón ante el dolor causado por la escasa sabiduría. No se expían las culpas por sufrir en igual medida.


Lo que queda para siempre ya se viste de adiós. La esperanza cierra heridas, abre el corazón y un afecto sentido, manda a volar bifurcos caminos.

Se alivia la partida del que va en busca de su razón de vida. De su derecho a un mejor destino. Cuando la realidad nos pone cara a cara con nosotros mismos.

Asumir que no supe. No pude. Que fue mi exclusiva culpa. Que el hombre debe comprender lo definitivo.

Ni víctima ni victimario, pero inexorablemente sometido a quienes se sienten con derecho a juzgar.

Cuando el corazón vibra al latir de dos palabras que alivian el final: PERDÓN y GRACIAS.

No habrá forma de pagar.

Buena suerte!.

No me sale decir adiós