 Nostalgias villapedrenses

Te busco en los olores.
De los sauces; de las mandarinas del Gringo; del agua de la zanja; del almacén de Don Quiróz.
Te busco en el ruido inconfundible.
Del canto nocturno de las ranas; de los perros de la cuadra; de los silbidos del Felix; de los gritos de Mamá.
Te busco en las miradas.
De los rostros desconocidos que trajo y moldeó el tiempo; del azul infinito del abuelo; de los gurices que se fueron; de los afectos que ya no estan.
Te busco en la ansiada dicha que vino en el llanto de cada hermano al nacer.
En las voces ausentes que trae el recuerdo; en el beso de la abuela; en el consejo de papá.
En las razones de hoy que ayer no hacían falta.
Y no te encuentro, querido barrio. No te encuentro.
Como en mí no puedes encontrar a aquel que un día se fue.
Pero en este infinito inexplicable del "Todo", donde el espacio y el tiempo se resume a un punto y un instante en el que cobra sentido la palabra "siempre", estamos juntos. Estamos todos.
Nos reconocemos. Y nos reencontramos. Como lo quiere el corazón.
En ese modo exacto.
No lo intentes comprender. La eternidad como el amor, no lo explican el rigor científico ni la razón sino el corazón y los sentimientos. Donde somos uno.